Ayer terminé el proceso para un trabajo que me llena de ilusión y para el que me siento muy preparada. Es un puesto de Técnico de Comunicación - Community Manager para el que apliqué hace dos semanas. Me llamaron de la empresa de reclutamiento esa misma tarde para convocarme a una entrevista al día siguiente.
Tras unos 30 minutos la entrevistadora me reveló el nombre de la empresa que ofrecía el puesto. Las pupilas se me dilataron y empecé a balbucear. ¡El puesto perfecto en la empresa perfecta! Ella sonrió y me preguntó si tenía un par de horas para continuar con el proceso: una entrevista en inglés con una persona nativa, una prueba escrita de inglés, un test de personalidad y otro de comprensión verbal. Salí de allí a las 18:20h bastante aturdida, pero feliz.
Un par de días más tarde me llamaron para convocarme a una nueva entrevista con el departamento de RR.HH. de la empresa. Estaba exultante. Me reuní con una mujer que me pidió que le narrara historias, experiencias concretas con todo lujo de detalles. Me bloqueé en algunos momentos, pero me defendí relativamente bien. Al finalizar, me convocó a una nueva entrevista, el lunes siguiente, con la que sería mi jefa. Salí a la calle radiante. Me sentía poderosa.

Trato de seguir proyectando buenas vibraciones en este proyecto... Aprieto fuerte los puños, con los ojos cerrados. Creo. Sueño. Ojalá.
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